Un hombre, un nombre, una película.
¿Alguna vez has querido ser alguien más? Bienvenido al mundo de Spike Jonze. Ponerse en los zapatos del otro nunca fue tan increíble como ahora. Siéntate, relájate y prepárate para una experiencia audiovisual nominada a un Oscar a mejor guion original. ¿Listo para ser John Malkovich?
La vida de Craig Schwartz (John Cusack) no es fácil, casado con una mujer obsesiva, es un maestro titiritero frustrado con la vida, desempleado, menospreciado e incomprendido por su entorno. Craig pide a gritos un nuevo rumbo en su vida para dedicarse a lo que más desea, ser apreciado como el genio titiritero que es. La película se basa en ese deseo de Craig y lo lleva al extremo, la adoración al lucro, invasión a la privacidad y, sobre todo, manipulación.
Craig se nos presenta como una involución emocional, en donde, al no poder lidiar con su fracaso personal decide manipular, bajo una extraña lógica de la idea “agujero de conejo” al artista más inesperado del momento, JOHN MALKOVICH.
Ese deseo de manipulación se ve incrementado gracias al apoyo de Maxine (Katherine Keener), compañera de trabajo de Craig, quien busca su propio enriquecimiento, a costa de convertir la mente de Malkovich en una atracción. A Craig no le interesa el dinero, le interesa ser alguien más, ser reconocido, ser John Malkovich.
Craig, ciego de deseo, no se detiene. Eventualmente el ya no quiere ser Craig, quiere ser John Malkovich para lucrar a través de él, tal como a un títere para, irónicamente, cumplir su sueño de ser un titiritero reconocido.
Dentro del mismo contexto, Craig solo es un títere del director, Spike Jonze, quien maneja los hilos narrativos con una precisión casi quirúrgica. Spike nos muestra la locura surrealista a través de una paleta de colores fríos, entre grises a azules opacos, reservando los colores más cálidos para momentos de tensión. Kaufman, guionista de Spike, se encarga de mostrarnos personajes ordinarios que se vuelven extraordinarios gracias a la actuación, resaltando la de John Cusack, Cameron Diaz, y como se es de esperar, John Malkovich.
Esta película es la consumación de un deseo, del personaje, y del director. El primero quiere lograr el éxito personal viendo a través de otros ojos; el segundo, lograr que veamos la película a través de sus ojos.
El espectador ve y siente como Spike Jonze, Craig Schwartz y como John Malkovich.
A fin de cuentas ¿Acaso nadie ha querido ser alguien más?
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